¿QUÉ ES?

Es una experiencia de servicio en alguna de nuestras comunidades de pastoral insertas en realidades de pobreza, puede ser de 6 meses o un año. Preferentemente para jóvenes de 18 a 30 años. Si te interesa conocer más de esta experiencia contáctanos para mayor información.

Les compartimos los testimonios de los jóvenES que han hecho la experiencia de voluntariado en alguna de nuestras comunidades!!

Cynthia Rosas Pegueros

Veracruz, Ver.

“El voluntariado debe ser eso que necesitas hacer para que puedas decir: Estoy viva porque dar la vida te da vida”

“Si me volvieran a preguntar que si me gustaría vivir un voluntariado con las HES, mi respuesta sería SI sin dudarlo. Y es que haber sido voluntaria esos 6 meses en el Centro Ana María Gómez Campos en Tijuana, ha sido una de las mejores experiencias de toda mi vida.....

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……definitivamente las expectativas eran pequeñas a comparación de lo que Dios me tenía ya preparado. En ese tiempo aprendí tantas cosas, desde el vivir en comunidad, que no es fácil, pero sí muy fructífero hasta terminar pintando llantas para decorar las áreas verdes del Centro Comunitario. Conocí a ese Dios amoroso, a ese Dios que se encuentra en lo concreto, en la vida real, en personas de carne y hueso como tú y yo; cada maestro, alumno, padres de familia, amistades y las madres Ana Laura, Lucero y Moni, ayudaron mucho a mí persona, me enseñaron a amarme, a amarlos y a dejarme amar por ellos, y es que solo ahí pude vivir la frase de la ma. Teresa de Calcuta “Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal”. El voluntariado debe de ser eso que necesites hacer para que puedas decir “Estoy viva” porque dar la vida, te da vida. Hay una frase que una de las hermanas mayores me decía “Todo por Dios y por los Cristos de la Tierra” de la fundadora de las Hijas del Espíritu Santo. Y así como el papa Francisco nos invita a rezar y orar por él, los exhorto a que también pidan y oren por cada misionero que está entregando la vida, haciendo que el Reino del ES se extienda.”

“Amar al Espíritu Santo y Hacerlo Amar”

Katerine Hormazábal

Santiago Chile

“Reconocía en mi corazón un llamado a ofrecer más que algunas horas a la semana para disponerme a estar con los otros”

Mi historia con Dios está marcada por la experiencia de servicio, es un regalo que estoy segura Él ha puesto en mi corazón; ser consciente de esto me ha llevado no sólo a realizar experiencias pastorales que tienen el sello del servicio, sino que he deseado que mi vida entera esté.....

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…..traspasada por los párrafos del Evangelio que muestran a Jesucristo ciñéndose la toalla para atender con bondad, cercanía y sencillez a quienes más lo necesitan.

La aventura de una misión de voluntariado está unida a éste deseo; reconocía en mi corazón un llamado a ofrecer más que algunas horas de la semana para disponerme a estar con los otros; si soy sincera, yo misma no sabía qué era lo que exactamente deseaba hacer; podía sí reconocer algunas inquietudes claras: ejercer mi profesión, salir de las fronteras de mi hogar, de mis comodidades y de mis conocidos.

Un día en que merodeaban más fuertemente estos pensamientos, en una conversación con Tere, hoy Vicaria General de la congregación, me propuso con mucha sencillez, vivir una experiencia de voluntariado en una comunidad de su congregación, en ese entonces no tenía la certeza que sería Costa Rica, solo sabía que debía ser una comunidad que estuviera dedicada a la atención de un colegio o centro comunitario para poder llevar a cabo mi quehacer profesional. Fue un honor y una alegría recibir una oferta así, pero no fue sencillo decidir; no sólo porque barajaba otras posibilidades para salir fuera del país, sino porque era lanzarme a los brazos del Señor y confiar en él. Asi fue como decidí vivir un tiempo de apostolado y de servicio a Jesucristo, y también, por qué no, impregnarme del “espíritu” de la congregación, a la cual podía estar unida siempre, independiente de la vocación que escogiera para mi vida.

Al volver a mi país Chile, me traje aprendizajes importantes, en términos generales, vivir en otro país me ha permitido entender mejor a qué le llamamos cultura, me resulta increíble como todo un pueblo puede estar traspasado por una manera de ser que lo distingue no sólo en la diferente entonación de las palabras, sino también en sus expresiones, cantos, comidas y vestimentas, en el trato de unos con otros, incluso también en sus celebraciones litúrgicas; no sería justo decir, esto es mejor o peor en mi país; quiero simplemente quedarme con la riqueza de lo distinto, de lo novedoso e inusual, me voy con una mirada más amplia, y también con una nueva comprensión de la cultura en la que crecí.

Otro aprendizaje importante fue la vida comunitaria religiosa que alcancé a vivir casi seis meses. Me siento privilegiada de haber compartido muy de cerca el día a día de tres mujeres religiosas que han decidido vivir para Dios y para quienes Él va poniendo en su camino. Agradezco haber compartido cosas tan cotidianas como las vivencias de cualquier familia, los quehaceres de la casa, los desayunos y comidas, y ciertamente las conversaciones y momentos gratos como ver una película o salir a dar un paseo.

Además llevo conmigo a muchas personas en el corazón, vínculos que serán para siempre parte del tejido de mi vida, personas adultas, jóvenes y niños que con sus palabras, sonrisas y abrazos me mostraron otras facetas del amor de Dios, el amor que estoy cierta es el alimento y fundamento de mi vida.

Para culminar, quisiera compartir que para mí ser cristiana es un siempre un tesoro y un riesgo. Hoy más que nunca llevo esta convicción. En esta experiencia encontré nuevos tesoros, y también asumí nuevos riesgos por el Evangelio que guía mis pasos en la vida.

Cyndi

Tijuana

Estos meses en Tijuana han sido una gran bendición y en estos días que voy cerrando me doy cuenta de lo mucho que soy amado por Dios Padre que también es Madre y que me ha regalado estos meses aquí, en una realidad que me confronta y transforma. Al Centro Comunitario......

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……Al Centro Comunitario pude experimentarlo como un espacio de vida, para mí es como un jardín con muchos árboles que dan oxígeno. Ha sido un regalo enorme el compartir con ellos y descubrir a personas tan nobles que regalan sus dos monedas sin importarles quedarse con las manos vacías, disfrute mucho los espacios donde me permitieron servir. Compartir con los muchachos de INEA fue de las experiencias más confrontantes en mi vida y aprendí mucho de ellos. Es una obra hermosa; una persona del Centro Comunitario me dijo una vez: que de donde menos te los esperas surge la vida; y lo he confirmado estos meses, la vida me resurgió aquí con ellos. Y aprendí que en mi nada, Dios expresa su grandeza.

Me siento muy agradecida por los momentos vividos con las Hermanas con las que pude compartir  en estos meses, especialmente con la Comunidad Nazaret de Jesús Buen Samaritano que me acogió y abrió las puertas no sólo de su casa sino también de sus vidas,  M. Ana, M. Paho y M. Mónica muchas gracias porque siempre me hicieron sentir en familia.

Me encomiendo a sus oraciones, para que al regresar a casa no se me apague el fuego en mi corazón y sea un inicio en mi vida lleno del Espíritu Santo. Me despido, muy agradecida con ustedes, porque en casi todos los momentos de mi vida (literal desde mi primera maestra de Kinder que fue la M. Esi) recuerdo a las Hijas del Espíritu Santo caminando conmigo, muchas gracias a cada una de ustedes.

Mi cariño, mi gratitud y oración por cada una de ustedes.